Necropsia de mamíferos

Examen externo

Comienza con la inspección externa del cadáver, que ha de recoger datos referentes a:

  • La condición corporal (emaciado, delgado, buen estado, sobrepeso, obeso). Se puede valorar en una escala del 1 al 5.
  • El grado de hidratación valorando el pliegue cutáneo y el hundimiento de los globos oculares.
  • La presencia de lesiones cutáneas (alopecias, zonas eritematosas, heridas, abscesos, etc.). y examen de los anejos (pezuñas, cuernos, uñas, almohadillas).
  • La exploración de la coloración de la mucosa de las aberturas naturales (oral, ocular, anal, peneana y vaginal). Puede presentarse rosa pálida, indicando anemia o hipovolemia; azul (cianótica) por sepsis, rojo-oscuro (congestiva) por alteraciones circulatorias, o amarillas (ictérica) por patologías hepáticas.
  • Además, aprovecharemos para valorar al mismo tiempo en la cavidad bucal la conformación ósea (braquignatia, prognatismo, maloclusión, etc.), así como las encías, dientes, lengua y paladar para determinar la presencia de lesiones (pápulas, vesículas, bullas, erosiones o úlceras). El estudio de los dientes puede ayudar a estimar la edad del animal en función de la morfología y carencia o presencia de determinadas piezas dentales. Además, permite evaluar el tipo de alimentación del animal.
  • La inspección de los linfonodos externos palpables (tamaño, consistencia, etc.).
  • La inspección de la región umbilical y articulaciones (sobre todo en animales jóvenes).

Examen externo necropsia mamíferos

Examen externo en necropsia de mamíferos

Examen interno:

Posteriormente, se procede a la inspección interna del cadáver. Una vez llegados a este punto, es muy importante seguir un orden establecido para no olvidarse de inspeccionar ninguna parte. Sin embargo, en algunas circunstancias, por alguna característica concreta del cadáver o por el proceso patológico, puede ser necesario realizar alguna modificación en la técnica.

Se ha de tener en cuenta que el estudio de los órganos se ha de realizar inmediatamente después de su extracción, exceptuando el aparato digestivo que se realizará en el último lugar ya que puede contaminar el resto de muestras y tejidos. Para explorar los órganos tubulares (aparato digestivo) se procederá a su apertura longitudinal, y en el caso de los órganos sólidos/ parenquimatosos, se procederá al fileteado del mismo.

Colocamos el animal en decúbito lateral derecho, es decir, el lateral derecho del animal ha de estar apoyado sobre la mesa/ superficie en la que realicemos la necropsia.

Se desmiembran la extremidad anterior izquierda, a nivel axilar cortando los músculos, así como la extremidad posterior izquierda, a nivel de la articulación coxofemoral, dejando ambas extremidades unidas al cadáver por su porción dorsal. Aprovechamos este paso para localizar los linfonodos preescapular y subescapular, realizando el examen de los mismos.

Se realiza una incisión longitudinal de la piel desde el espacio submandibular hasta el periné siguiendo la línea alba/ media del abdomen para, a continuación, separar la piel del tejido conjuntivo subcutáneo hasta alcanzar la zona paravertebral. En este punto, ha de valorar la coloración, grado de hidratación, posibles traumatismos, hematomas, etc. En el caso de animales machos y en yeguas y rumiantes hembras adultas, el pene o la ubre se separan por medio de cortes alrededor de estos órganos. La glándula mamaria se examina por palpación y cortes transversales y los testículos mediante una incisión longitudinal que alcance tanto el parénquima testicular como al epidídimo.

Necropsia cabra

Necropsia en la cabra. Colocación en decúbito lateral izquierdo. Líneas de incisión en la piel y apertura de las cavidades abdominal y torácica.

Necropsia caballo

Necropsia en el caballo. Colocación en decúbito lateral derecho. Líneas de incisión en la piel y apertura de las cavidades abdominal y torácica.

Para la apertura de la cavidad abdominal se realizarán tres cortes en la musculatura de la pared abdominal izquierda: uno desde el apéndice xifoides hasta la sínfisis pubiana, otro caudal al arco costal de ventral al dorsal y el último a nivel de la ingle. Una vez que retiramos la musculatura, debemos valorar tanto la presencia de líquidos anormales (coloración, cantidad, densidad) como la topografía de los órganos abdominales.

Apertura cavidad abdominal

Apertura de la cavidad abdominal

En este punto, es muy importante realizar un corte con la hoja de bisturí en la cúpula diafragmática, para comprobar si la cavidad torácica mantiene la presión negativa característica. En caso de ser así, se producirá la entrada de aire en el tórax, lo que conlleva el desplazamiento caudal del diafragma, la emisión de un sonido característico y el colapso de los pulmones sanos.

La apertura del tórax se realizará de la siguiente manera: Con un bisturí o con un cuchillo se realiza un corte desde la última hasta la primera costilla, lo más cerca de la columna vertebral (parte dorsal) y del esternón (ventral), cortando músculos superficiales. Luego, se procederá a cortar las costillas con el costotomo siguiendo la línea trazada. En este punto, se realiza la inspección de las costillas, valorando la consistencia y la unión costo-condral (grado de osificación, línea de crecimiento ósea y examen de la médula ósea). Una vez retiradas las costillas, se evalúa la presencia de contenidos anormales y la posición de los órganos torácicos.

Apertura de la cavidad torácica

Apertura de la cavidad torácica

Además, se realiza una pequeña incisión en el saco pericárdico a la altura del ápex para valorar la presencia de contenido en su interior (líquido, cantidad, coloración, presencia de fibrina, etc.).

La cavidad pelviana se abre realizando dos cortes, con sierra o costotomo, a cada lado de la sínfisis pubiana, aprovechando los agujeros obturadores atravesando el pubis y la arcada isquiática. Este paso permitirá la retirada del suelo pélvico para más adelante poder extraer completamente los órganos abdominales.

Con el fin de llevar a cabo el examen de los órganos, se procede a su extracción de las cavidades, primero los abdominales (el aparato digestivo junto con el bazo, hígado, páncreas y el aparato urinario y genital) y luego los torácicos (lengua, esófago, laringe, tráquea, pulmones y corazón).

Órganos abdominales

A nivel del diafragma (caudal o craneal a este, se ha de ligar del esófago para evitar la salida de contenido estomacal o esofágico, con la consecuente contaminación de los órganos). Se cortan los ligamentos gastrofrénico y gastrohepático, para liberar el estómago y las inserciones mesentéricas de la región lumbar para separar mediante una ligera tracción todos los órganos hasta llegar a la entrada de la cavidad pélvica, donde se procede a cortar la inserción del recto en el periné, sacando así todo el paquete de vísceras digestivas. En este punto se debe realizar la valoración de la zona hepato-pancreático-duodenal, valorando el colédoco, vasos hepáticos y conducto pancreático. Se deja en su lugar los riñones, glándulas adrenales y el útero en caso de existir.

Vista general de las cavidades abdominal y torácica

Vista general de las cavidades abdominal y torácica

Se separan el bazo y el hígado del sistema digestivo para valorar su forma, tamaño, color, consistencia y superficie de corte. Además, se valorará la vesícula biliar (si está llena o vacía, su perfusión, el contenido, etc.) y los linfonodos periportales.

El tracto digestivo, como dijimos anteriormente, se reserva para su apertura e inspección al final de la necropsia, aunque valoremos visualmente en este punto el páncreas y los linfonodos mesentéricos.

Las glándulas adrenales se examinarán in situ mediante un corte transversal que nos permita valorar la proporción corteza-médula-corteza (1:2:1).

A continuación, se procede a la exploración de los sistemas genital y urinario tras su extracción de la cavidad abdominal cortando las inserciones dorso-laterales a la cavidad abdominal.

Los riñones se cortan longitudinalmente, a ser posible mediante un único corte con cuchillo. Después, se procede a su decapsulación retrayendo la cápsula con ayuda de unas pinzas de diente de ratón. Debemos valorar la dificultad de este proceso, y si se arrastra parénquima renal o no.

Los uréteres deben al menos ser visualizados y palpados. La vejiga de la orina se abre y se observa su contenido, así como el aspecto de su mucosa. Además, se valoran la uretra y las glándulas anejas del macho (próstata, glándulas bulbouretrales y vesículas seminales). En las hembras se valorará mediante corte longitudinal los ovarios y explorar su superficie. El útero y cuernos uterinos se abren longitudinalmente para valorar la presencia de contenidos anormales y el aspecto de la mucosa. Además, se valorará la vagina y la vulva.

Órganos torácicos

Se realizan dos incisiones paralelas a ambas ramas de la mandíbula para extraer la lengua ventralmente y se examina la cavidad oral y las amígdalas. Se cortan las ramas del hioides y se extraen la lengua, la laringe, la tráquea tirando hacia atrás, levantando los pulmones con el corazón y la parte torácica de la aorta, retirando las adherencias pleurales a nivel de la columna vertebral torácica. Es muy importante no dañar los nódulos linfáticos ni los mediastínicos, ya que estas estructuras son de gran importancia. Junto con el esófago se cortan también la aorta y la cava. Ahora ya se pueden extraer todas los órganos torácicos para proceder a su examen sobre una mesa

Se localizan, examinan y extraen la glándula tiroides y paratiroides.

Se valoran los órganos linfáticos abdominales: timo en el caso de animales jóvenes, linfonodos mediastínicos y bronquiales, así como el mediastino.

Se examina la lengua mediante cortes transversales. El esófago se abre longitudinalmente para valorar el contenido y la mucosa y, además, se separa de la tráquea para valorar la serosa.

Se separa el respiratorio del corazón y los grandes vasos.

Se procede a la exploración del aparato respiratorio, valorando en primer lugar la laringe y la tráquea mediante un corte longitudinal empleando unas tijeras, para luego valorar los pulmones mediante inspección visual, palpación y corte del parénquima, siguiendo el trayecto de los grandes bronquios.

Luego se valora el corazón y los grandes vasos. El corazón se ha de valorar externamente antes de ser separado del aparato respiratorio para llevar a cabo mejor la inspección de los grandes vasos y estructuras asociadas. Primero, se examina el pericardio y se observa el estado del epicardio (color, presencia de adherencias o hemorragias y grasa epicárdica en el surco) para, luego, proceder a abrirlo y ver sus cavidades. Una vez examinado debemos proceder a determinar el tamaño de las aurículas y ventrículos. Debemos proceder de manera distinta para abrir el corazón derecho y el izquierdo. El corazón derecho se realiza mediante un corte paralelo al septo interventricular, comenzando por el ventrículo a nivel del tronco de la arteria pulmonar hasta la aurícula siguiendo de forma paralela al tabique interventricular. El corazón izquierdo se abre mediante un corte longitudinal desde la aurícula al ventrículo para posteriormente salir por la aorta. El miocardio se debe incidir a nivel del septo.

Cavidad craneana: apertura, y extracción y examen del encéfalo

Se separa la cabeza a nivel de la articulación atlantooccipital con ayuda del bisturí y cuchillo.

Se coloca sobre la mesa para comenzar a retirar la piel y músculos del cráneo para poder acceder con mayor facilidad a los huesos. Se abre la cavidad craneana mediante dos cortes paralelos desde el agujero occipital hacia la base de la apófisis cigomática del temporal.

Una vez realizados los cortes, se levanta la parte desprendida de los huesos para exponer el encéfalo. Se procede a la observación “in situ” de las posibles alteraciones macroscópicas.

Para extraer el encéfalo se corta la duramadre e inclinando la cabeza de delante hacia atrás, se desprende la masa encefálica junto con la hipófisis.

A continuación, se valorará el color y el grosor de las meninges y del parénquima, así como la conformación de las circunvoluciones. Han de buscarse alteraciones de forma, estructuras quísticas, abscesos y granulomas u otros aumentos de volumen localizados. Es recomendable no realizar cortes del encéfalo y proceder a conservarlo en formol al 10% durante unos diez días para valorarlo mediante cortes histológicos.

Examen de las articulaciones y músculos

En los músculos se recomienda realizar varias incisiones de manera aleatoria.

En cuanto a las articulaciones, es recomendable examinar al menos 5 articulaciones de diferentes extremidades valorando el contenido y la superficie articular. Se puede aprovechar y valorar aquellas articulaciones que se han ido abriendo durante la necropsia. Se recomienda primero realizar un corte longitudinal de la piel, cambiar la hoja de bisturí y posteriormente realizar un corte transversal del espacio interarticular para abrir la cavidad y observar la apariencia del líquido sinovial, aspecto de la superficie articular y de la membrana sinovial.

Examen del aparato digestivo

Por último, procedemos al examen del aparato digestivo. El estómago y los pre-estómagos (en el caso de los rumiantes) una vez valorada su superficie, deben ser abiertos por la curvatura mayor y el intestino longitudinalmente en toda su extensión para poder observar la mucosa, el contenido alimenticio y la serosa.

En ocasiones puede ser necesario tener que examinar otras partes como:

  • Los cornetes nasales en el caso de los cerdos para determinar la posible existencia de rinitis atrófica y en el caso de las ovejas por la presencia de parásitos como Oestrus ovis.
  • Raquis en caso de sintomatología nerviosa tipo hemiplejia en el caso de caballos y perros, así como de la médula ósea en procesos víricos o neoplásicos en pequeños animales.