Necropsia de peces

A pesar de que, de acuerdo con la etiología de la enfermedad, puede resultar necesaria una investigación detallada de un determinado órgano, siempre es conveniente realizar un protocolo general de necropsia de manera ordenada, completa y sistemática.

En el caso de los peces serán tratados como necropsias colectivas, ya que cobran especial importancia en la identificación de los agentes causales de un cuadro en sistemas productivos de acuicultura. Conviene en este caso además, recoger un número suficiente de individuos vivos de la misma colectividad que puedan presentar un cuadro clínico destacable, examinar también una muestra de varios animales sanos, Tras la eutanasia por métodos humanitarios (Directiva 86/609/EEC 24.11.1986) se realiza posteriormente la necropsia.

Cobra especial importancia en este caso la celeridad a la hora de llevarse a cabo la necropsia, que debe hacerse lo antes posible, ya que los procesos de autolisis y putrefacción se producen mucho más rápido en peces en comparación con mamíferos y aves.

Examen externo

En primer lugar, se ha de realizar una cuidadosa inspección de toda la superficie corporal del pez, con el fin de valorar la presencia de cualquier anormalidad visible macroscópicamente (alteraciones de la columna vertebral como cifosis, lordosis, etc.).

En este sentido se destaca la importancia que tiene la coloración de la piel, la posible presencia de alteraciones oculares (exoftalmia, hemorragias,etc.), alteraciones dérmicas (hemorragias, pérdida de escamas, erosiones y úlceras a nivel de la piel) y en las aletas (deshilachadas, ausencia, hemorragias, etc.), presencia de parásitos externos adheridos a la piel o las branquias, etc.

Una vez se han localizado las posibles lesiones externas y se ha realizado la toma de muestras de las mismas se procede a la apertura del cadáver.

Examen interno

El animal se dispondrá en posición de decúbito lateral derecho, con la cabeza orientada hacia la izquierda del patólogo que realizará la necropsia, con la excepción de los peces planos.

Se realiza una incisión de forma transversal en el borde ventral, inmediatamente anterior al ano, entre éste y las aletas pélvicas, evitando cualquier daño al intestino. En esa incisión se introduce la punta de un par de tijeras y se realiza un corte en la pared abdominal en dirección craneal siguiendo el borde ventral del animal, hasta llegar a la altura de las branquias (istmo).

Posteriormente se efectúa un segundo corte desde la incisión inicial en dirección cráneo-dorsal describiendo una parábola semicircular hasta llegar al opérculo para cortar la pared dorsolateral de la musculatura que cubre la cavidad abdominal.

Con estos dos cortes se levanta la pared costal en dirección craneal, teniendo especial atención de desprender cuidadosamente cualquier unión de tejido conectivo entre esta y los órganos.

Tras ello se realiza un último corte desde la región dorsal del opérculo hasta el istmo, uniendo cranealmente ambos cortes previos para poder retirar toda la pared costal izquierda, dejando visibles in situ los órganos.

Examen de los órganos celómicos

Una vez abierto se procede a identificar contenidos anormales líquidos, fibrina, etc. En la cavidad celómica. Seguidamente se procede a efectuar el examen macroscópico de los órganos internos para detectar cualquier anormalidad en los mismos. En aquel caso en que se quiera realizar un cultivo microbiológico habrá de efectuarse en este punto, lo antes posible para evitar una posible contaminación posterior.

Se procede a retirar hígado (o hepatopáncreas), bazo y tracto gastrointestinal completo, realizando dos cortes: a nivel del esófago y del ano. De este modo quedan expuestos para su examen el riñón, las gónadas y la vejiga natatoria. El riñón se extrae con sumo cuidado levantándolo de la parte dorsal de la cavidad, donde se encuentra íntimamente ligado a la columna vertebral.

A continuación, se visualiza el corazón en la porción más dorsoventral de la cavidad, situado inmediatamente posterior a las branquias y separado del resto de órganos por un tabique fibroso (primitivo septo transverso embrionario).

Por último, se realiza un corte con retirada del opérculo, con lo que se permite una inspección cómoda y detallada de las branquias.

Apertura de la cavidad craneana:

La operación final de la necropsia consiste en la exposición del telencéfalo, con la retirada del órgano y de los globos oculares. Para ello han de realizarse una serie de incisiones en los músculos epiaxiales, así como varios cortes a nivel del neurocráneo del animal, eliminando la parte superior ósea del mismo.

Pruebas rápidas de diagnóstico

Raspados de piel

Se utiliza fundamentalmente para la detección de ectoparásitos.

Realizamos un raspado de la superficie del cuerpo y las aletas en dirección cráneo-caudal, bien con portaobjetos o bisturí. Se realiza la extensión con una gota del mismo tanque o en su defecto con suero salino, cubriendo el tejido extraído y visualizamos al microscopio.

También se pueden realizar tinciones sobre este tejido (Diff-Quick, Gram, Giemsa…) y/o realizar el montaje de la preparación para observaciones posteriores.

Preparación en fresco de branquias

De forma similar a los raspados de piel, se busca la detección de ectoparásitos.

Se descarta el primer arco branquial y se realiza la escisión de uno o varios de los otros arcos branquiales, extrayendo de ellos las laminillas branquiales. Dichas laminillas se disponen en un portaobjetos, separando las mismas y añadiendo solución salina o suero fisiológico, para posteriormente cubrir y observar al microscopio.

También se pueden realizar tinciones sobre este tejido (Diff-Quick, Gram, May Grünwald – Giemsa, etc.) y/o realizar el montaje de la preparación para observaciones posteriores.

Squash de tejido

Su objetivo es la detección de parásitos y/o formas bacterianas en el tejido muestreado. Se realiza un aplastamiento de una pequeña porción del tejido colocándolo entre dos portas y ejerciendo presión. Posteriormente se realiza la adición de suero salino o se realiza la tinción del mismo para llevar a cabo la observación microscópica.