Cambios post mortem

Durante la realización de la necropsia se producen rápidamente una serie de alteraciones como consecuencia de la muerte somática debido a la biodegradación orgánica natural de las células y los tejidos.

La importancia de saber identificar estas alteraciones radica en que tienden a enmascarar o confundir las verdaderas alteraciones producidas por el agente causal de la enfermedad.

Estas alteraciones se denominan “alteraciones cadavéricas” o “cambios post mortem”.

Para emitir un diagnóstico presuntivo macroscópico lo más certero posible es necesario saber diferenciar los cambios morfológicos “ante y post mortem” en el cadáver (órganos, tejidos o células, vivos o muertos), por lo tanto, es necesario conocer qué ocurre tras la muerte en el cadáver.

Todas estas alteraciones post mortem son cambios morfológicos pasivos, no reactivos, e inducidos por una acción biodegradativa conjunta del propio organismo y la acción de la flora y la fauna cadavérica sobre la materia orgánica corporal. En cambio, los cambios vitales son siempre cambios dinámicos que provienen de la respuesta celular o tisular a un agente etiológico.

Atendiendo a su cronología, las alteraciones post-mortem se clasifican en:

Cambios post mortem primarios Cambios post mortem secundarios

Deshidratación cadavérica Imbibición post mortem
Enfriamiento cadavérico Pseudomelanosis
Rigidez cadavérica (rigor mortis) Enfisema post mortem
Lividez cadavérica (livor mortis) Ruptura post mortem
Hipostasia visceral Desplazamiento post mortem
Autolisis post mortem Putrefacción
Destrucción del cadáver por factores exógenos Destrucción del cadáver por factores exógenos